A día de hoy, reconocer a simple vista a un experto usuario de TikTok o a un avispado "Instagramer" no es complicado. Lo extraño es justo lo contrario: localizar a un "viejo digital". Todo es cuestión de fijarse bien en su entorno y sus acciones ante determinadas situaciones que podrían parecer normales...
Seguramente el momento en que más digitalmente viejo te sientes, cayendo en tu propia trampa, se da cuando al dar instrucciones a un joven para que guarde un archivo, le indicas todo inocente tú: haz clic en el icono del disquete. La cara de "eing" o "qué me estás contando pedazo de viejo digital" es instantánea, así que toca explicarle y detallarle de forma gráfica a qué icono te refieres. Usar disquete, nunca mas.
La tecnología no siempre supone un avance en cómo trabajamos. La máquina de escribir es un ejemplo del todo claro. Vale que las correcciones son mejores ahora con un procesador de texto y el ordenador. También que hay que ser muy torpe o bruto para que en un teclado de PC se queden enganchadas dos teclas como ocurría con las máquinas de escribir. Pero, ¿quién supera el hecho de que con una máquina de escribir pudiéramos realizar la tarea de imprimir el documento al mismo tiempo que estábamos escribiendo? Tecnología analógica punta.
Llegó un momento en que podías hacerlo con el propio reproductor, pero para entonces, ya eras todo un maestro en el noble y olvidado arte de rebobinar una cinta de casette con un bolígrafo, preferiblemente un BIC. El ahorro de batería del reproductor era la clave. ¿O quizás algo hipnotizante? Si hasta ha habido un campeonato reciente organizado por Retrobytes que para deshonra de los viejos digitales ganó un taringuero de 15 años con la siguiente marca: 51 vueltas en 30 segundos.
Aunque hay series de hackers muy realistas para muchas personas la idea de un hacker a veces se limita a comprender y poder realizar tareas con líneas de comandos. A ser posible con un teclado mecánico que suene fuerte a cada tecleo. Un viejo digital se ha sentido así de poderoso hasta la llegada de los sistemas operativos con interfaz de usuario, aunque solo fuera para ver el contenido de una carpeta ... ¿sabes dónde? ... Exacto, ¡en un disquete! Ya estamos en nivel jefe final de viejonismo.
Intenta ahora explicar a un adolescente que mandar mensajes de texto a sus amigos cuesta dinero y los hilos eternos de Whatsapp para quedar un sábado por la noche un grupo de 3 amigos no los podría pagar ni Lebron James con su nuevo contrato de 100 millones de dólares. Que las lenguas de algunos países se mantengan todavía vivas hay que agradecérselo a Whatsapp. Sin duda.
Cuando veas a algún joven quejarse de que se ha quedado sin datos o de que la cobertura no es 4G en un apartado rincón de Los Andes, piensa en lo dulce que sería una condena de una semana en una casa "conectada" de hace más de 20 años, cuando el proceso para conectarse a Internet seguía un ritual excitante:
Los sistemas de mensajería, las redes sociales ... nada escapa a los GIF. Sal a la calle, pregunta y con las respuestas que te den podrás trazar una línea bastante fiable entre los viejos digitales y los demás. Los mayores del lugar disfrutan de los GIF graciosos que inundan la red, pero también serán capaces de recordar lo que este tipo de imágenes "movidas" han hecho por darle algo de animación a las viejas webs personales.
Es cierto que en la actualidad, con los smartphones, Instagram y los filtros, hay quien tarda más tiempo en dejar lista una fotografía para redes que lo que hace unos años teníamos que esperar en que en la tienda del barrio revelaran las 36 fotos. Pero a ver quién es el facha o la linda que puede aguantar hoy en día las 24 horas de espera que un viejo digital disfrutaba hasta que podía ver el fruto de su faceta de fotógrafo.
Si memorizar un número de teléfono es algo que no se estila hoy en día, qué decir del manejo de los viejos teléfonos de rueda. Los que no han tenido que usar uno en su día a día tratarán de pulsar las teclas, arrancar el disco o incluso pedirle a Siri que marque un teléfono antes que pensar que, antes, el giro era lo táctil.
Toma a cualquier niño y muéstrale un vinilo. Seguramente se sorprendan de ese CD tan grande que no sabrían dónde colocarlo. O igual lo situarían en una estantería donde sus padres guardan como oro en paño CDs gigantes con portadas que no paran de mirar y mirar. Y ni se te ocurra llamarlo vinilo porque tratarán de pegarlo a la pared de su habitación para adornarla. Elegir revoluciones, colocar con mimo la aguja ... ay, qué de rituales hemos perdido con el tiempo.
Caramelos, bichos que tenemos que cazar, clanes o pájaros que lanzamos al aire. Así cualquiera se entretiene en casa o la espera del dentista. Solo los más viejos digitales aprecian el regusto y placer de unos pocos bits que había que mover por la pantalla del irrompible Nokia, con más valor si cabe por el reducido tamaño de pantalla y absurda resolución. ¡Pero vaya batería!
Lo que ha hecho Internet por la distribución y disfrute de contenido para adultos (fútbol incluido) no podemos negarlo. Pero ahora es todo demasiado fácil. Un viejo digital es capaz de descifrar códigos secretos o incluso QR con solo guiñar un poco los ojos. El Plus codificado de los viernes por la noche/domingo por la tarde, o las fotos subidas de tono que quedaban a medio mostrar en la pantalla del PC con nuestras conexiones de 56 kbps no las aprecia cualquiera. Ni los millennials tienen tanta imaginación como antes, cuando éramos capaces de "adivinar" el nombre del autor de un gol entre ruido y líneas horizontales.
Estos últimos años pocos detalles me han demostrado de forma más clara que soy un viejo digital. No sacarme una selfie como manera de tener una foto de grupo o con tu pareja/hijo sino pedirle a alguien que pasaba por ahí que te haga la foto (y que te miren mal) es la manera más fiable de que te hagan sentir un viejo al que le gusta más autorretrato que selfie.
Un pitido inconfundible como alarma, unos números en rojo cegador o incluso un tic-tac hipnotizante que acababas escuchando nada más cerrar los ojos. Era el reloj-despertador al que ahora el smartphone o un smartwatch han sustituido. Algunos incluso llevaban radio AM/FM y seguramente incluso todavía hoy permanecen sobre muchas mesitas de noche aunque ya no las usemos o no tengan ni pilas.
Pero no de los que te permiten alquilar online una película a última hora de un viernes en cuestión de segundos. Los auténticos héroes recorríamos kilómetros a paso lento entre cientos de cajas de vídeos VHS o, el futuro, DVDs, hasta comprobar que justo la película que tanto queríamos ver tenía sus escasas copias o reservadas o ya alquiladas. Sin futuro hasta 48 horas después ... pero ya no era fin de semana y nos daba igual.
Si cuando estás buscando un sitio que no conoces o al que no sabes cómo llegar te detienes un minuto en la banquina o una calle tranquila, ya no es para buscar a un vecino (que siempre era de fuera) y preguntarle por instrucciones sino para con tranquilidad tomar el teléfono y buscar en Google Maps.
El televisor era hace unos años la caja tonta por algo. Uno se sentaba delante de ella, la encendía y a ver lo que “daban”. O tenías que esperar hasta una determinada hora para disfrutar con el último capítulo de tu serie favorita. Ahora, los servicios de VOD nos dejan escoger qué ver y en qué momento, o hacernos una maratón de golpe. Bueno, en realidad, tampoco ha cambiado mucho la cosa porque ahora perdemos horas para buscar entre miles de series y películas y al final no ver nada.
No olvidas a tu buen amigo Clippy que tanto te ayudó con los trabajos de Word y sus hermanos en tu Windows 98/XP. :-D
Cuando el ratón empezaba a dar problemas sabías que tenías que ir a buscar el alcohol y pasarte un buen rato limpiando la dichosa bolita que parecía tener una habilidad especial para atraer a toda la porquería de los alrededores.
Comentarios
Yo recuerdo con gran cariño el dominio "ab-so-lu-to" que tenía sobre el Windows 3.11 :-D
Yo nunca fui capaz de recuperar una copia de seguridad, si tenía más de 2 diskettes. Y mi super monitor de color verde, que seguro añadió un par de dioptrías a mis sufridos ojos.
Yo me reconocí como "viejo digital" cuando encontré unas tarjetas perforadas de mi época de estudiante.
Al igual que Sonny, yo también conservo las tarjetas perforadas del primer programa que compilé en Cobol.
Vaya, hombre, no se que me pasa hoy que se me están metiendo motitas de nostalgia en lo ojos. 😥
El COBOL!!!!!!!!! jajajja, recuerdo que tenías que escribir el programa con el lápiz, y no veías la computadora nunca!, cosa de locos!.
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Me pasaba igualito a lo que puso Wogker, recuerdo que me sabía de pe a pa todo sobre windows 3.11... pero resulta que cuando ya aprendí todo y estaba tan contento... al otro día me cambiaron todo !!!!!!!
Por cierto, yo sigo con mi radio-despertador en la mesita de luz!
Y además en la pc de escritorio sigo usando el teclado originario de las PC IBM!!!!,
SI, el teclado modelo "M", que cada tecla "HACE RUIDO".. mucho ruido!
En todas las 20 cosas que hay en la lista estoy de acuerdo, exceptuando a la mier$(%$&% esa llamada "CLIPPY", siempre la odié, la requete-odié al infinito y más allá...
Espero que el señor que inventó esa porquería esté en el último anillo del infierno de las personas más odiadas en el mundo.
Dedicado a mi amigo Devian: Vuelve Clippy! 😂😂
Yo conservo un portatil Toshiba, con pantalla en escala de grises, pero que se podia enchufar a una pantalla en color, siempre y cuando tuviese como maximo 256 colores.
Venia con sistema operativo DOS, pero con el tiempo, y porque me lo regalaron, consegui instalarle un windows 3.1.
Todavia funciona!!! :)