Segunda entrega de la trilogía "Augusto"
Pocas veces un libro ha llevado con más derecho el nombre de su protagonista. Porque la personalidad de Augusto, al que los lectores de Vagabundos ya conocen, llena toda la novela de cabo a rabo.
¿Qué países no conoce Augusto? ¿Qué aventuras no le han ocurrido a Augusto? ¿Hay algo que no sepa hacer Augusto, algo para lo que no tenga solución Augusto?
Trotamundos incorregible, mentiroso más incorregible aún, el protagonista de esta novela es un simpatiquísimo truhán al que la realidad de sus obras absuelve ampliamente de la fantasía con que las adorna. Infatigable hombre de acción, capaz con su fértil inventiva, con sus inagotables recursos, de transformar él solo todo un pueblo y de mantener en vilo el alma de sus moradores, Augusto, lo repetimos, es un simpatiquísimo pillo, merecedor de un puesto destacado en el campo de la picaresca mundial, al que no podemos por menos de querer, a pesar de sus debilidades, y un poco más, quizás, a causa de ellas.