Reunidos en el camarín de una ya anciana reina Isabel I, una serie de personajes selectos, la mayoría tan ancianos como ella, charlan al amor de la lumbre: sir Walter Raleigh, el pirata; Francis Bacon, el filósofo; Ben Jonson y su joven discípulo, Francis Beaumonte; ladies y condesas y duquesas, y el asombroso maestro Shakespeare.
¿De qué pueden estar hablando? ¿De las glorias pretéritas del pirata, de la interpretación de la vida del filósofo, de los ingenios del arte…? Pues no, señoras y señores, la conversación es más banal, irreverente, rijosa y «maloliente» de lo que podría esperarse en tan excelso grupo y en el Siglo de Oro inglés…
Divertimento, crítica a las convenciones literarias, engoladas y timoratas, de su época, una sátira contra el clero marca de la casa, chiste fácil… Todo esto es Año 1601, una obra que surgió como una broma entre amigos y sin firma, y circuló en ediciones privadas, muy privadas, hasta bien entrado el siglo XX.