Esta novela de tipo filosófico, no se publicó hasta años después de la muerte de Mark Twain. Fue escrita cuando, después de perder a su esposa y a sus dos hijos, no había llegado aún a la serenidad que caracterizó sus últimos años. «El humorismo, tal como yo lo entiendo, es decir, como un producto sano, propio de la efervescente euforia de un alma niña y juguetona, cede aquí el paso a la ironía y al escepticismo. ¡Qué distancia de este Mark Twain, al de La rana saltarina!»
Un invierno de 1590 un extraño personaje llega por sorpresa a Eseldorf, una aldea de Austria. Se llama Satán y es capaz de hacer cosas prodigiosas.
El forastero misterioso no tardará en poner patas arriba a toda la vecindad, y no sólo por sus espectaculares obras sino también por su empeño en ridiculizar la condición humana, para él mucho más salvaje que el mundo de los animales.
Con un derroche de imaginación que traspasa la frontera de la literatura fantástica, Mark Twain se ríe de los ritos religiosos y de la crueldad social mediante un humor ácido y provocador, mucho más amargo del que utilizó en la mayoría de las obras que le han hecho famoso.
Considerado uno de los títulos más satíricos y mordaces de su autor, Twain encargó a su albacea literario que El forastero misterioso no se publicara hasta después de su muerte. La primera edición no apareció hasta 1916 y supuso un acontecimiento literario, gracias también a las ilustraciones al óleo del gran artista N. C. Wyeth que acompañaban al texto. Todas ellas han sido recuperadas a color en este volumen.